[:es]

Una salvación. Jefferson Maia trazó un camino muy diferente al de todos sus amigos que crecieron con él en Cidade de Deus, una comunidad en la Zona Oeste de Río de Janeiro dominada por el tráfico de drogas. A los 4 años de edad, fue matriculado en el Instituto Presbiteriano Álvaro Reis (INPAR), una institución asociada con Recode durante 18 años en la oferta de cursos de tecnología en la comunidad. Su padre, que hacía trabajos como albañil, y su madre, que se dividía entre las tareas de empleada doméstica y vendedora ambulante, necesitaban un lugar para dejar al niño mientras trabajaban. En ese momento, no sabían cuánto esa decisión cambiaría la vida de Jefferson.

«Comencé a tomar cursos de informática en INPAR a los 11 años, a los 13 ya era monitor y ayudaba a los niños. Pasé siete años allí, donde me convertí en educador. Debido a esta experiencia, me presenté al proceso de selección de Coletivo Coca-Cola, que capacita a los jóvenes para el mercado laboral, donde estuve durante otros 7 años. Enseñé empleabilidad, ventas minoristas, logística y eventos», explica Jefferson.

A los 27 años, el joven evalúa que fue el curso de informática el que le abrió los ojos al mundo. Después de terminar la escuela secundaria, hizo un curso de producción cultural y actualmente estudia marketing en la universidad. «Fue el primer paso que di. Fue a partir de las clases que decidí ingresar al mundo de la educación y transmitir mis conocimientos. Hace un mes fui contratado por una empresa tercerizada de Coca-Cola, donde ocupo el cargo de especialista en relaciones. Es muy gratificante entender este camino y darse cuenta de dónde llegué», evalúa.

Siempre con la mirada en el futuro, Jefferson no piensa en dejar de capacitarse y abraza con cariño los desafíos que la vida le impone. Hace algunos años, perdió a su hermano menor por las drogas, debido a una sobredosis. El hijo de su hermano, a quien ahora llama hijo porque es quien lo cría, con la ayuda de su madre, es la razón de todo su esfuerzo y dedicación.

«Mi hermano se fue, pero me dejó un regalo. Bernardo. Él me pidió que eligiera su nombre y me pidió que fuera su padrino, como si ya supiera lo que la vida le deparaba. Mi hijo es lo más importante de mi vida y siempre quiero poder darle lo mejor», concluye Jefferson.

Para Liliane Mynssen, coordinadora de proyectos de INPAR, la asociación con Recode fortalece el trabajo de la institución.

«Es gratificante ser parte de un proyecto que se preocupa por hacer la diferencia en la vida de los jóvenes. Esta asociación contribuye mucho a las actividades que estamos realizando en INPAR. Ver a jóvenes, como Jefferson, desarrollarse trae la certeza de que la tecnología es una herramienta extremadamente importante para que podamos trabajar en habilidades y preparar a estos jóvenes para el futuro», concluye ella.

[:]